domingo, 5 de junio de 2011

Post iucundam iuventutem, molestam senectutem



ROUCO.
"La Jornada Mundial de la Juventud de Madrid tendrá una naturaleza especialmente misionera y en ella se dará un fuerte impulso al compromiso apostólico de los jóvenes bajo el signo de la nueva evangelización que Benedicto XVI ha relanzado", subraya el cardenal arzobispo de Madrid.
El cardenal Rouco pronostica -en un adelanto de la entrevista enviado por la revista a ZENIT- que "el número de jóvenes que se moverá por Madrid entre el 15 y el 21 de agosto estará entre el medio millón y el millón", aunque "en los grandes actos centrales de la JMJ se superará con mucho ese número". Frente a quienes sugieren que los frutos de la JMJ no son duraderos, el arzobispo de Madrid señala que "esa afirmación no responde a la verdad" y que, por ejemplo, de las JMJ "ha surgido en estas dos últimas décadas una nueva juventud en la Iglesia".
Anticipa que los abundantes frutos de la JMJ "se van a ver superpotenciados en la Jornada de Madrid: en vocaciones; en la formación espiritual, cultural e intelectual de los jóvenes; en el campo de la familia y de la universidad; y se traducirá también en la potenciación de las nuevas realidades eclesiales, que estarán muy presentes aquí".
Concluye afirmando que si "tras la JMJ de Santiago se habló del comienzo de una nueva etapa en la relación de la Iglesia con los jóvenes de Europa y del mundo", después de la JMJ de Madrid se hablará de otro nuevo Pentecostés en la Iglesia.
AMERIO.
"La conducta de la Iglesia hacia la juventud no puede prescindir de la oposición entre los siguientes elementos correlativos: quien es imperfecto ante quien es perfecto (relativamente, se entiende), y quien no sabe y por tanto aprende, ante quien sabe (relativamente, se entiende). No puede dejarse de lado la diferencia entre las cosas y tratar a los jóvenes como maduros, a los proficientes como perfectos, a los menores como mayores, y en último análisis al dependiente como independiente.
Siendo la juventud una vida incipiente, es necesario que comprenda y le sea explicado el todo de la vida, es decir: el fin en el cual la virtualidad del incipiente debe realizarse, y la forma en la cual la potencia debe desplegarse. La vida es difícil, o si se quiere, seria. En primer lugar, porque el hombre es una naturaleza débil, en combate con su finitud en medio de la finitud de los otros hombres y de la finitud de las cosas (que tienden a invadirse recíprocamente).
Hoy se le presenta la vida a los jóvenes, de un modo no realista, como alegría, sustituyendo la alegría de la esperanza que serena el ánimo in via por la alegría plena que lo apaga solamente in termino. Se niega o disimula la dureza del humano vivir, descrita en tiempos como valle de lágrimas en las oraciones más frecuentadas...
Si se diviniza a la juventud se la conduce al pesimismo, porque se la obliga a desear una perpetuación imposible. La juventud es un proyecto de no-juventud, y la edad madura no debe modelarse sobre ella, sino sobre la sabiduría de la madurez. Ninguna edad de la vida tiene como modelo su propio devenir hacia otra edad de la vida, propia o ajena. En realidad el modelo para cada una viene dado por la esencia deontológica del hombre, que debe ser buscada y vivida, y es idéntica para todas las edades de la vida. También aquí el espíritu de vértigo impulsa al dependiente hacia la independencia y a lo insuficiente hacia la autosuficiencia."

3 comentarios:

Genjo dijo...

Estoy seguro de que habrá frutos de vida cristiana en la movilización juvenil de la jornada. Pero el fruto fundamental, el de mayores dimensiones, tan espectaculares como las cifras de asistentes, también estoy seguro de que será la conmoción emocional, que contribuye fundamentalmente a la confusión.
Y, a río revuelto de emociones, ganancia de pescadores de adeptos.

Luismlorca dijo...

Claro que habrá frutos, pero a mí (soy joven) me lastima bastante que nos traten como a ganado. Me enferma que no nos hayan legado nada de lo que nuestros ancestros preservaron con fe, y encima nos manipulen -casi hasta la blasfemia-, prometiéndonos un nuevo Pentecostés, con un ratito de emoción y se sientan así satisfechos de su primavera eclesial.

Anónimo dijo...

Vas bien , capitán. Lo siento por los jóvenes pobres que no pueden costearse estos onerosos viajes y no acceden a las supuestas vocaciones que cacarea el buen cardenal. Habrá que llevar bien la cuenta de las chicas desmayadas , unas en éxtasis pentecostal, otras del calor y otras en los conciertos de rock. Ojalá que hicieran un recuento de los condones, de las bachas de mariguana y de los incidentes, cuando el rap "cristiano" esté a todo volumen.