martes, 16 de agosto de 2011

Glosas a un Cardenal "con la sangre en el ojo"


Antonio cardenal Cañizares Llovera, nacido en Utiel el 15 de octubre de 1945, es el actual Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Ex obispo de Ávila y arzobispo de Granada y de Toledo, luego creado cardenal, fue catapultado a la burocracia de la Santa Sede en 2008. Algunos dicen que gracias a su archienemigo de Madrid, ya se sabe, "en la Iglesia los clavos se sacan hacia arriba". Curiosamente, cuando se iniciaron las conversaciones doctrinales formales con la Hermandad Sacerdotal de San Pío X, no integró la delegación vaticana. Y Su Eminencia sangra por la herida.


Cardenal Cañizares: Concilio Vaticano II no interrumpió Tradición de la Iglesia
REDACCIÓN CENTRAL, 12 Ago. 11 / 06:13 pm (ACI). En entrevista concedida a ACI Prensa, el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano, Cardenal Antonio Cañizares, señaló que el Concilio Vaticano II "no ha interrumpido por nada" la Tradición de la Iglesia.
“No ha interrumpido…” la Tradición. ¿Es la Tradición una película? ¿Será el Vaticano II la introducción, el nudo o el desenlace?
Así lo indicó el Purpurado al ser preguntado sobre el principal obstáculo que existe en el proceso de diálogo entre el Vaticano y la Fraternidad San Pío X, luego que el Papa decidiera en 2009 el levantamiento de la excomunión de los cuatro obispos ordenados por el arzobispo francés Marcel Lefebvre en 1991, quien falleció excomulgado.
Nuestros “amigos” de ACI Prensa no iban a dejar pasar la oportunidad de reiterar que Mons. Lefebvre “falleció excomulgado”. Esto es caridad. Suponemos que al referirse a Santa Juana de Arco hacen lo mismo, ¿o no?
El Cardenal Cañizares dijo a ACI Prensa que el principal obstáculo para el diálogo con los lefebvristas está en que estos no acepten "que la tradición no se ha interrumpido por nada, la tradición sigue viva, la tradición sigue abierta, y el Concilio Vaticano II es tradición”.
¿Y los que no somos “lefebvristas” pero no creemos que el Vaticano II ha sido tan inocuo? ¿Empezando por el entonces Cardenal Ratzinger? ¿Y el Instituto del Buen Pastor con su libertad una “crítica seria y constructiva” del Vaticano II? ¿O las conferencias romanas sobre ruptura y continuidad del Concilio organizadas por los Franciscanos de la Inmaculada? ¿O los libros de Mons. Brunero Gherardini?
El Purpurado precisó cuando alguien ignora el Concilio "no podemos seguir todo lo que es la unidad de la Iglesia rompiendo esa Tradición".
En otras palabras: “Trágalo”. El Vaticano II o afuera. ¿Pero no es que el Concilio fue —en palabras papales— un “mero concilio pastoral, razón por la cual no pretendió definir dogmas, ni condenar errores”?
¿Vamos a dejar a alguien fuera de la Iglesia porque no está de acuerdo con una estrategia “pastoral” esquematizada en un mundo —el de la optimista postguerra de principios de los ’60— que ya no existe?
Además, aparentemente Su Eminencia ignora que ha habido concilios ecuménicos que han resultado inocuos en la vida de la Iglesia o, como dijo en alguna ocasión el Cardenal Ratzinger, han sido “poco menos que una pérdida de tiempo”. De hecho, la mayoría. Como dijo el P. John Hunwicke: “el Vaticano II es historia; quiero decir que su relevancia no es para nuestro tiempo, cincuenta años después, no es más relevante que hubiese sido cincuenta años antes. El mismo Vaticano II dijo hablar para el mundo de su propio tiempo: es justo; ese tiempo no es nuestro tiempo, no es nuestro tiempo”.
El Cardenal explicó luego que si bien no conoce los detalles del diálogo con los lefebvristas, aseguró que "sí que sé una cosa, y es que el Papa, la Iglesia tiene una grandísima voluntad, un grandísimo deseo de que se produzca la unidad y el retorno de aquellos quienes han salido fuera de la Iglesia, el retorno a la comunión plena con Ella".
Si el Cardenal no conoce “los detalles del diálogo con los lefebvristas”, lo mejor que podría hacer es no entorpecerlo con declaraciones altisonantes o, incluso, insultantes: “aquellos quienes han salido fuera de la Iglesia”, cuando el Cardenal Castrillón —éste sí pertinente en sus declaraciones, siendo como es presidente emérito de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei—, no menos de una docena de veces por escrito, ha afirmado que la FSSPX no es cismática, no está fuera de la Iglesia, sino en una situación canónica irregular “dentro” de Ella. El mismo Papa Benedicto XVI habló de un asunto interno de la Iglesia.
Nos evitamos el transcribir los tres cuartos restantes de la nota que corresponden a la opinión inexperta y tendenciosa de ACI Prensa sobre la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, Mons. Richard Williamson y el Concilio Vaticano II que, engañosamente, pone bajo el paraguas de este título atribuyéndola tácitamente al Card. Cañizares.
[http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=34366]

18 comentarios:

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: Este buen señor nos demuestra la confianza que merece con sus otras actuaciones públicas: Ha alabado la constitución española y a la ministra de justicia de ZP, ha celebrado en cualquier parte menos en España la Misa Tradicional, hace declaraciones perfectamente inútiles sobre la comunión en la mano y ahora muestra una vez más lo que da de sí su doctorado en catequesis, que constituye todo su bagaje intelectual. Desde luego que sus ideas sobre el Vaticano II son de una vulgaridad impresionante y si tuviera que justificarlas se vería en un buen aprieto. Y a pesar de todo hacía sombra a Rouco. Ya se ve como las gasta el gallego.

Cesar Augustus dijo...

Y que decir de los comentarios al artículo, me llamó mucho la atención el que hablaba de someterse a la autoridad del Papa, y luego cita a Hans Kung... increible.

Hermenegildo dijo...

Cañizares no aportó nada como Obiso de Ávila, como Arzobispo de Granada y como Arzobispo de Toledo.
Ahora, tampoco está aportando nada a la liturgia como Prefecto para el Culto Divino; sólo declaraciones grandilocuentes.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: Sería utilísimo promover la devoción a San Pedro Celestino, el santo ermitaño que elevado al solio pontificio renunció a él al comprobar su incapacidad. ¿Cuántos hombres de Iglesia ocupan puestos para los que no está capacitados bien porque han sido trasladados a ellos para no hacer sombra a otros donde estaban antes, bien porque lo que se busca es precisamente eso: personalidades sin vigor que no creen problemas a los que por detrás manejan los hilos o simplemente por error? ¿Tan difícil le resulta a D.Antonio Cañizares comprender que no está haciendo nada en la Congregación? ¿Acaso no es hombre de Fe y sabe por eso que Dios le va a pedir cuentas y le puede castigar por su obstinación en mantenerse en un cargo -uno más en su lista- para el que no reune condiciones? ¿Por qué entonces no imita a S.Pedro Celestino y se hace un favor y nos le hace a todos?

Un ronin católico dijo...

Ciertamente es el drama de los obispos españoles. Buenos, hasta ciertamente piadosos (parece que al que reza el breviario hay que llamarle piadoso como si fuera un santo hombre de oración en lugar de decir que simplemente reza como está mandado para un sacerdote), pero acomplejados para destacar o hacer algo de modo que se tenga que llamar la atención. Precisamente así salen elegidos. Buena doctrina y habilidad para caer bien a obispos y mafias del sector porque no crean problemas.

Un ronin católico dijo...

Y lo de buena doctrina entre comillas. Significa no decir nada contra la Santa Sede. Luego pueden tener pinitos mentales de una temeraria peligrosidad que ni siquiera saben que son contrarios a la doctrina.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: Y lo de Concilios inútiles o fracasados de que habla el artículo en cierta medida puede aplicarse incluso al mismo de Trento que si bien fijó la doctrina y la disciplina a seguir fracasó completamente en la "causa unionis" ya que la enorme fractura protestante quedó intacta. Y así pasó, de una u otra forma, con muchos otros concilios. Por eso esas proclamaciones absolutas y sin matices -como las de D.Antonio Cañozares- sólo pueden nacer de la ignorancia o del ansia de parecer "religiosamente correcto". Que encima las haga desde su cargo en la Curia y en un momento delicado muestra el tacto de que está dotado. ¿Cómo vamos a salir de la crisis con tipos como éste primero como Primado y ahora como Prefecto de una Sagrada Congregación?

Un ronin católico dijo...

Los Concilios en su parte divina, que es la asistencia infalible a la Iglesia son precisamente eso: infalibles. O sea: no se define el error como verdad de fe.

Pero en su parte humana están de hecho limitados por las imperfecciones propias de lo humano.

En Trento, no se pretendió tanto la "causa unionis" cuanto el fijar la doctrina frente a los protestantes de modo que los católicos mostraran un solo frente ante ellos. En ese aspecto la labor de Trento es encomiable. Se definieron muchas cosas de modo que infaliblemente los católicos sabían lo que era verdad y lo que no cuando hablaban con un protestante.

La parte humana de Trento y su imperfección viene porque no abordó los problemas que separaban a los católicos por dentro. Por ejemplo las distintas escuelas. No es una imperfección querida, sino consentida, porque prácticamente era imposible e inconveniente de abordad en su conjunto cuando lo que interesaba era mostrar la unidad ante los protestantes.

Pero cinco siglos sin tocar tales temas, fueron abriendo la brecha de las divisiones entre católicos. Por ejemplo, la controversia De Auxiliis fue cerrada en falso y así ha configurado a la Iglesia de hoy a medias entre un iluminismo quietista de corte luterano y un pelagianismo de corte calvinista.

El cierre precipitado del Vaticano I y la inconclusión de muchas cosas que quedaron en el tintero fue otro momento.

El principal problema del Vaticano II es haber ignorado este asunto y haberse puesto a cambiar la disciplina de la Iglesia (Es propiamente un concilio disciplinar, ese es su verdadero nombre) sin haber tenido en cuenta que tantas teologías distintas no se pueden disciplinar sin una mano férrea y mucho menos tratar de resolver por vía de disciplina lo que es una cuestión teológica esencial. El problema teológico de fondo más tarde o temprano deberá ser tratado en Concilio. A tal fin el Concilio Vaticano II fue un éxito en reformar el derecho de la Iglesia e imponer una disciplina más adecuada a la caridad eclesial, pero un auténtico fracaso en las perspectivas del alcance de la misma para elevar la reflexión teológica y aún la misma liturgia. Los resultados a la vista y de manera inmediata dichos ya por Pablo VI.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: RONIN por supuesto que la labor de Trento es encomiable aun cuando de hecho fracasó en la "causa unionis" que no podía por menos de entrar entre sus objetivos primarios. ¿Causa de ese fracaso? La política francesa que retrasó décadas la apertura del Concilio porque no quería que desapareciera el protestantismo en cuanto fuente de graves problemas para Carlos V y para ello empleó todos los medios a su alcance. Así lo que había empezado en 1517 (tesis de Lutero sobre las indulgencias) no comenzó a responderse hasta 1545 (apertura del concilio) y no terminó de responderse hasta 1563 (clausura del concilio). Por eso Trento encuentra el protestantismo consolidado y no influye en él. Eso, al menos, es lo que oi al P.Fois S.I. en la Facultad de Hª de la Univ. Gregoriana.

Un ronin católico dijo...

Es obvio que a Trento lo que le interesa ya es otra cosa: evitar la difusión del protestantismo desde sólidos fundamentos. De ahí que su principal concrección fuera el catecismo para párrocos, llamado de San Pio V o del Concilio de Trento.

Pero la imperfección radica en lo dicho. Al exponer los fundamentos sólidos de la fe (nunca negados por los católicos) se obvio el entrar en los detalles de libre discusión que a la postre (y los siglos venideros lo verían) hicieron que los católicos poco a poco tendieran a los extremismos protestantes desde el interior de la misma Iglesia.

Un momento interesante se vislumbra ya en algo que se cuenta como anécdota y que hasta causa risa: la denuncia al tribunal de la Inquisición del catecismo del Concilio aprobado por el Papa por los teólogos del rey en España. Esto hizo que el catecismo no se tradujera a la lengua española hasta pasados tres siglos, contra el pedido expreso de la Santa Sede de que se difundiera.

Son detalles que dicen mucho de como eran las divisiones entre católicos y los cortes de mangas episcopales de entonces (dentro de lo que dejaba la disciplina) a las directrices de la Santa Sede, tal como hoy.

Walter E. Kurtz dijo...

Estimados Pedro y Ronin:

Tampoco seamos injustos con Trento.

Si no pudo ocuparse de la reunión, fue por cuestiones históricas bien concretas.

Para cuando pudo finalmente reunirse el concilio, hacía décadas que Lutero había hablado y ya no había posible vuelta atrás. De hecho, Lutero mismo quería que se degollara a todos los padres conciliares y tanto el Duque-Elector de Sajonia como el Príncipe-Conde de Hessen estuvieron a punto de capturar Trento en varias ocasiones.

Por no hablar de los turcos que, durante el tiempo que duró el concilio, fueron capaces de invadir el Friuli (llegando a muy pocos kilómetros de Trento) en dos oportunidades.

Por otro lado, las presiones de los príncipes "católicos" --principalmente Francia, Venecia, el Duque-Elector de Baviera y el mismo Emperador... y, a veces, hasta los mismos Papas-- estaban a favor de una conciliación de cualquier forma.

Ni siquiera el Vaticano I se realizó en circunstancias tan adversas.

Trento hizo lo que pudo en esas circunstancias concretas y cavó una trinchera doctrinal-sacramental extremadamente sólida; trinchera que aguantó embates también desde la retaguardia, y aguantó casi tres siglos.

No podemos pedirle más, sin ser injustos. Estoy seguro que no es el caso de Uds., pero me interesa dejarlo aclarado para terceros.

Ahora bien, de las cosas que se hicieron en nombre de Trento, eso es otra cosa.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: Coronel le agradezco su comentario que no anula lo dicho por mi pero lo amplía. Aunque creo que nos estamos saliendo del tema del artículo.

Anónimo dijo...

Pedro: la culpa es de Ronin con sus disquisiciones historicistas, como un Ranke redivivo...

Jeje

Fr. Juan

Pioquinto dijo...

No olvidemos que Trento aún rige. El CV2 no lo echó abajo. Y Trento es dogmático, a diferencia del anterior. En cuanto al cardenal CAñizares, tiene que bailar el vals del neocón, un pasito para adelante, un pasito para atrás. También quiere conservar sus prebendas y seguir figurando en el candelero, no sea que lo tachen de integrista. No puedo pensar de alguien que le hayan puesto esa etiqueta, a excepción del cardenal Castrillón Hoyos. En fin, los progresaurios tienen copada la plaza. Y la restauración sólo puede venir de abajo.

Un ronin católico dijo...

Ya quisiera yo ser Ranke.

El caso es que no. No estamos fuera de tema. Lo que trato de hacer ver es como el Concilio tiene un entronque dentro de la tradición teológica y disciplinar de la Iglesia a la que hay que contemplar en su unidad y desarrollo progresivo de ideas de los hombre de Iglesia en el tiempo. De lo contrario sí que puede haber terceros que tengan la impresión que el Concilio Vaticano II cae del cielo inesperadamente (ya sea par bien en forma de lluvia del Espíritu Santo, ya sea para mal, como conspiración de las tinieblas)

Creo que una obra al estilo de la unidad de la experiencia filosófica de Etienne Gilson se eche de ver en la historia de la teología.

Por ejemplo, Trento es dogmático, pero también disciplinar. En cuanto a la disciplina impone que las imágenes poco consecuentes con el dogma sean retiradas de las Iglesias. Sin embargo rigiendo Trento, el triángulo como imagen trinitaria, expresamente reprobado por Santo Tomás, se impondrá en las Iglesias. ¿?

Anónimo dijo...

Ludovicus dijo,

Creo que el error es considerar los Concilios como versiones repetidas del Pentecostés, que no lo son. Un Concilio es simplemente una forma extraordinaria del ejercicio del poder magisterial, que goza de asistencia del Espíritu Santo, en la medida que haya intención explícita de ejercer dicho Magisterio. No hay inspiración, hay asistencia, que es algo bien distinto.
Todo Concilio, además, a diferencia de la Escritura y la Tradición, tiene sus limitaciones contextuales, básicamente la historia y la cultura en que se desenvuelve. Todo Concilio tiene una parte prudencial, caduca, agonal y relativa a su tiempo, y una parte permanente, infalible, modélica, en mayor o menor medida. Todo Concilio tiene una recepción que puede ser optima, buena o fallida. Todo Concilio tiene un "espíritu" vinculado con dicha recepción, que puede ser adecuado o inadecuado.

Anónimo dijo...

PIOQUINTO dice: "Y la restauración sólo puede venir de abajo"
PEDRO HISPANO: De acuerdo que "de arriba" no se puede esperar gran cosa actualmente. La situación de la Curia -especialmente Secretaría de Estado- debe ser terrible. Sin hablar de sucesos para nada aclarados como la muerte de Juan Pablo I y el asesinato del comandante de la Guardia Suiza, su esposa y el posterior "suicidio" de su presunto asesino. ¿Cómo esperar que se meta el bisturí hasta el fondo de la herida con la postura avestrucesca de tanto neocon que se niega a tratar de eso, que pretende que actuemos como si todo eso no existiera, que cerremos los ojos y digamos a todo que sí? Es preciso crear un estado de opinión que, precisamente por amor a la Iglesia, exija a la autoridad eclesiástica que gobierne empezando por su propia casa, que deje de una vez por todas de entregarse a fastos ilusorios que pretenden justificar lo injustificable.
Y supongo que voy así en la línea de PIOQUINTO "Y la restauración sólo puede venir de abajo". Pero sin olvidar que el círculo restaurador sólo puede cerrarse desde arriba por la propia constitución jerárquica de la Iglesia. Y por experiencia histórica. Al menos es lo que dice el P.Lortz en su Historia de la reforma. Las mil iniciativas de apostolado, beneficencia, reformas religiosas, cofradías de laicos...del siglo XV y XVI sólo tuvieron expansión e influjo generalizado cuando las asumió e hizo suyas la autoridad eclesiástica. Hay que rezar por ello, clamar por ello, comenzarlo cada uno de nosotros en su modesta posibilidad para que el Señor acorte el tiempo de la prueba.

Anónimo dijo...

PEDRO HISPANO dice: esto no tiene que ver con el tema pero si pretendo publicarlo en su blog me lo va a censurar. Así que...En el blog de IRABURU se hace una llamada de apoyo a los intentos de Hungría por conservar su identidad católica en la legislación. Loable decisión que merece que todos la secundemos.
Claro que también habría que recordarle a IRABURU por qué desaparecieron los últimos estados católicos tales como España, Italia, Colombia, algunos cantones suizos y no sé si se me olvida alguno. Pues los hicieron saltar desde el Vaticano de Pablo VI invocando precisamente el Vaticano II.
Apreciése aquí como la mente de D.José María Iraburu funciona en dos direcciones opuestas: Por una lado busca -loable decisión- apoyos para los políticos católicos de Hungría y por otro exige "aceptación sin reservas del Vaticano II"
Y luego nos acusa a los que llama lefebrianos de no razonar. Aunque si esto es lo que él llama "razonar" habrá que tomarlo como un cumplido.