viernes, 15 de febrero de 2013

Algunas razones para estar preocupado

La dimisión del Papa genera muchas reflexiones. Tratamos de compartir con nuestros lectores todo lo que nos parece de interés aunque no estemos de acuerdo por completo con los diversos autores. Repro- ducimos una entrada de otra bitácora muy recomendable. También son dignas de mención las declaraciones del obispo Bernard Fellay y la opinión del amigo Jack Tollers. .
Algunas razones para estar preocupado
Por Sergio Raúl Castaño
A propósito del tema que nos agita hoy como católicos, y de algunas repercusiones de un ponderado y agudo  texto de Roberto de Mattei sobre el tema (ver traducción), esbozo aquí a vuelapluma mi propia opinión (provisoria opinión, no pontifico).
Cardenal Bergoglio: la
abdicación es un acto revolucionario.
 : que los tradicionalistas no estén contentos (desilusionados, asustados, etc.) no implica papismo pionónico: prefieren (prefiero) un Benedicto con las manos bastante atadas a un Bertone o Scola o, o... con las manos desatadas; y que no vengan con "¡hijos, tened fe, que Dios proveerá!", porque eso también se podría aplicar a la elección de Montini, o la prohibición de la Misa en 1974, e via dicendo.
Corolarios:
- es decir, algún tradicionalista puede deplorar la abdicación por ser "papista" (me explico: a la manera del centralismo centrípeto de los últimos siglos, con su hipervaloración del Magisterio, en el espíritu de una potestas ockhamista que se desentiende de todo lo dado y que se erige en única medida de valor y rectitud); pero la actitud de pesar ante la abdicación no presupone de suyo papolatría;
- ¿y los llamados "neocons"? Ellos, si son consecuentes, no pueden estar disgustados: no juzgan porque no piensan; sólo acatan el ukase del poder vigente (que es justamente, aquí, el del mismo que abdica); eso, claro está, si no pertenecen a los varios poderosos movimientos y grupos que no han sido favorecidos por Benedicto, porque en ese caso es probable que estén, por lo menos secretamente, muy satisfechos;
2º: encuentro necesario distinguir entre la conveniencia particular (extraordinaria) de este acto de abdicación al trono pontificio y la erección de una suerte de principio que constituyera a la abdicación pontificia en un recurso no sólo lícito (de jure lo es) sino habitual y a la mano; luego:
2a) no cuento, no contamos, con razones para sostener que Benedicto se haya extralimitado -por haber ejecutado un acto lícito pero ajeno a la tradición de la Iglesia-. Tal vez no tiene fuerzas humanas para resistir el aislamiento y, peor, el acoso de las jaurías del enemigo (de afuera, y ante todo de adentro). Ahora bien, si esto es así, tampoco es para tomarlo con ligereza. Si un pontífice (el mejor de las últimas décadas, entrañable para mí por ser un rarísimo caso de ilustre académico en el trono papal), ya no puede llegar a viejo o enfermarse sin abandonar el cargo, porque está solo y amenazado, esto es un terrorífico signo de los tiempos.
Como sea, a lo mejor esta abdicación es lo más conveniente para el bien de la Iglesia. Benedicto sabrá;
Card  Vingt-Trois:  
la dimisión  
"rompe un tabú"  
2b) por el contrario, no alcanzo a entender que se propugne la generalización de la abdicación como un signo benéfico de cambio de época, de dejar atrás la apoteosis pontificialista (trasuntada sí, p. ej. en la candidatura automática de los papas para ser beatificados, lo cual constituye una muestra de la contemporánea autoglorificación de la jerarquía). Creo que la propiedad vitalicia del cargo pontificio no puede achacarse a su sacralización in malam partem, sino a la dignidad del ministerio petrino, al valor de la senectud sabia y de su auctoritas directiva, a la naturaleza del modo de régimen más perfecto (la monarquía -que no por casualidad contingente fue el adoptado por la Iglesia-); todo lo cual ha sido aceptado y hecho suyo por la tradición de la Iglesia, cuyos obispos, hasta la ola moderna de P. VI y JP. II, eran vitalicios. Por eso esto de la renuncia, ya erigido en recurso ad libitum y frecuente -y peor: "por razones de edad y flaqueza de fuerzas", o similares- más me parece propio de un C.E.O. empresario que de un papa. Se trata, así tomado, de una praxis ajena a la tradición de la Iglesia que, en 2.000 años y más de 260 Papas, ocurrió sólo una vez (porque el caso del cisma en el s. XIV no cuenta). En realidad, es como si no hubiera ocurrido nunca. Luego, el ejercicio vitalicio efectivo no está ligado necesariamente al centralismo moderno, ni a la Iglesia constantiniana, ni a usos culturales típicos, ni menos a gangas epocales cuestionables. Y opino que la significación de la abdicación pontificia (no en este particular caso de hoy, sino como práctica o instituto habitual) tiene, en principio, un cariz negativo.
Aunque todo lo dicho, desde ya, no obsta a que tal vez estemos en los últimos tiempos, y empecemos a ver cosas ultimísimas.
 Tomado de:

7 comentarios:

Hermenegildo dijo...

"(prefiero) un Benedicto con las manos bastante atadas a un Bertone o Scola o, o... con las manos desatadas"

Un Benedicto con las manos bastante atadas supone que manden los Bertone, Ravasi, Sandri...

En cuanto a Scola y otros, démosles un voto de confianza.

Anónimo dijo...

Les dejo estas palabras de San Juan Bosco hablando de sus visiones para estos Tiempos:

“Ahora la voz del cielo se dirige al Pastor de los pastores. Tú estás en la gran conferencia con tus asesores; pero el enemigo del bien no se da un momento de reposo; estudia y pone en práctica contra ti todas las artes. Sembrará discordia entre tus asesores; suscitará enemigos entre mis hijos. Las potencias del siglo vomitarán fuego y querrían que las palabras fuesen sofocadas en la garganta de los defensores de mi Ley. Esto no se verá; se harán el mal a sí mismos. Tú apresúrate; si las dificultades no se resuelven trúncalas. Si te hallas en apuros, no te detengas; continua hasta que se haya cortado la cabeza a la hidra del error. Este golpe hará temblar la tierra y el infierno, pero el mundo estará a salvo y todos los buenos se alegrarán.
Reúne, por tanto, contigo, aunque no sean más que dos, los asesores; pero dondequiera que fueres, continúa y termina la obra que te ha sido encomendada.
Los días corren veloces; tus años se acercan al número determinado, pero la Gran Reina será siempre tu ayuda y como en tiempos pasados, así en el porvenir será ‘magnum et singulare in Ecclesia praesidium…’”.
Tus hijos piden el pan de la fe y no encuentran quien se lo parta"
Yo diría q hasta ahora no se comprendían bien
Bendiciones !

Juan dijo...

Otra mirada

http://panoramacatolico.info/articulo/m-s-teor-as-sobre-un-posible-plan-b?utm_source=twitterfeed&utm_medium=facebook

Sergio R. Caastaño dijo...

En el texto advierto un error.
El segundo caso de abdicación (durante el cisma)ocurrió en el siglo XV, no en el XIV. Se trató de la de Gregorio XII, en 1415.

Saludos

Bea dijo...

Hermenegildo:

Gracias por su comentario.

Un Benedicto con las manos atadas sigue siendo Benedicto, o sea, un Papa sabio y bueno; alguien que vió uno de los principales, si no el fundamental, problema de la crisis eclesial: una praxis litúrgica (como dice Mons. Juan Miguel Ferrer, más que la reforma de los libros litúrgicos, lo peor es la reforma de facto)vaciada de su sentido, auto-referente, etc.

Juan Pablo II vió muy bien la crisis antropológica caracterizando genialmente la cultura actual como cultura de la muerte. La vió y luchó atándole las manos a los que desde dentro (muchos mostraron los dientes en los últimos tiempos) estaban y están en el fondo de acuerdo con esa cultura y contra la vida y la enseñanza moral de la Iglesia, pero , como es obvio, los enemigos de la vida están sobre todo fuera de la Iglesia.

Pero Benedicto atacó el problema litúrgico que es intraeclesial y hace a la crisis interna.

Acá los enemigos están "dentro". Si no fuese así, ¿por qué muchos conservadores no "obedecieron" el Motu proprio ni le hicieron propaganda como suelen hacer con otros temas?
¿Por qué hay tanto miedo con respecto a ese tema? Poque se trata de miedo. Mi experiencia es que cualquier publicación que haga promoviendo la cultura de la vida en las redes sociales genera inmediatos "megusta", comentarios, etc. Todo lo litúrgico atrae el silencio.
Miedo. ¿No es raro?
Bueno con eso se metió Benedicto y curiosamente se está yendo antes de tiempo.

Es mi opinión.

Saludos

SERGIO RAÚL CASTAÑO dijo...

Completo mi comentario de enmienda: agradezco a "Infocaótica" la publicación de estas opiniones. Sergio Raúl Castaño

Hermenegildo dijo...

Contemplata: efectivamente, Benedicto XVI ha advertido que el problema fundamental de la crisis eclesial es la (mala) praxis litúrgica, pero ¿qué medida de calado ha tomado Benedicto XVI en materia de liturgia, aparte del Motu Proprio "Summorum Pontificum"?
La reforma del Novus Ordo ha quedado pendiente; sólo tenemos el citado Motu Proprio, que, además, con un criterio discutible, cataloga la Misa tradicional como "forma extraordinaria" del rito romano.